¿Por qué somos cómo somos? Es una pregunta que nos hacemos muy a menudo y que también hace tiempo que atrae a la ciencia. El concepto de personalidad define la tendencia de responder con un determinado patrón de conducta a situaciones parecidas. Desde hace tiempo sabemos que estas tendencias dependen principalmente del funcionamiento diferencial de nuestro sistema nervioso, es decir, que "somos diferentes" debido a que nuestro cerebro responde de manera particular a diferentes estímulos y situaciones. Pero la demostración objetiva de estas diferencias ha sido y sigue siendo una tarea difícil.
El reflejo del sobresalto es la respuesta neurofisiológica que se dispara ante un estímulo abrupto y repentino, por ejemplo un sonido intenso). Desde hace tiempo que este reflejo interesa a los estudiosos del cerebro principalmente porque se ha observado que puede estar alterado en algunas enfermedades neurológicas y psiquiátricas. Aproximadamente desde hace dos décadas se sabe que este reflejo está modulado por factores emocionales y que en general aumenta cuando la persona experimenta un estado emocional negativo y disminuye durante estados emocionales positivos. Esto ha hecho que se convierta en una excelente herramienta para estudiar los fenómenos psico(pato)lógicos, como la ansiedad.
Con esta información se llevó a cabo un estudio por investigadores del Institut de Neurociències de la UAB y los del Institut de Recerca del hospital de Sant Pau. En este estudio se utilizó un paradigma dónde se medía el reflejo del sobresalto durante los periodos en que era posible (en la fase de amenaza) o no (en la fase de seguridad). El experimento consistía en dar una estimulación aversiva (una pequeña descarga eléctrica) en dos grupos de personalidades "diferentes", unos caracterizados por su tendencia a la ansiedad (personas con "alta sensibilidad al castigo") y otras que mostraban un escasa tendencia a la ansiedad (personas con "baja sensibilidad al castigo").
La hipótesis contrastada era que las personas con alta sensibilidad al castigo presentarían un reflejo de sobresalto aumentado durante los periodos de amenaza. Aún cuando se encontró un aumento de esta variable a medida que se acercaba la amenaza, esta respuesta se daba en los dos grupos, es decir, tanto "los ansiosos" como los "no ansiosos" respondían de manera parecida. (Ver gráfico 1). Estos resultados, junto con otras investigaciones, ponen de manifiesto que las diferencias entre los individuos ansiosos y los no ansiosos podrían estar más relacionadas con otros procesos psicofisiológicos, y más concretamente, con el que se ha denominado condicionamiento al contexto.
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