Las figuras son formas del lenguaje basadas en la connotación; es decir, en el reconocimiento del carácter polisémico del lenguaje. Por lo tanto, aunque llamamos literarias a las figuras, su uso trasciende este ámbito; así podemos observar su uso en la publicidad, en el cine, en el habla coloquial, etc.
El número de figuras literarias es bastante amplio; de ellas, estudiaremos cuatro: la metáfora,
el símil, el símbolo y la hipérbole.
A) La metáfora
La metáfora es una comparación tácita que recurre a la equivalencia de un ser o concepto por otro en virtud que tienen semas comunes.
Forma básica: A es B
Ejemplo: Tus dientes son perlas, donde A es dientes y B es perlas
Analicemos: dientes - perlas
A B
Semas comunes:
- Blancura
- Valor
- Forma definida
- Belleza
Ejemplo: las perlas de tu boca, donde B es perlas y A no aparece en forma visible sino
como fruto de la deducción a partir de B.
perlas
B
semas:
blancura ← ← ←↑
valor ↑ a partir de los semas podemos
forma definida ↑ deducir que “dientes”
belleza ← ← ← ↑ aparece en forma virtual.
B) El símil
Advertimos que no debe confundirse el símil con la metáfora. En el símil se presenta necesariamente un recurso comparativo que puede ser: como, cual, menos que…, más que…, en igual medida que…, etc.
Tomemos el ejemplo anterior modificándolo para convertirlo en símil.
Ejemplo: tus dientes son como perlas
↓ ↓ ↓
A comparación B
Donde A y B son los elementos comparados, y C es el recurso comparativo.
Para analizar el símil, utilizaremos el símbolo ≡ que significa “similar, parecido”.
La diferencia entre el símil y la metáfora es sutil. El símil hace explícita la relación de los elementos que lo constituyen; en cambio, en la metáfora se plantea una sustitución de un elemento por otro. En ambas se entiende un acercamiento pero de distinta manera.
La Real Academia de la Lengua Española define el símbolo como “representación sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos que se asocian con esta por una convención socialmente aceptada”. De ello podemos deducir que una metáfora puede ser un símbolo en la medida que su significado tenga una interpretación dada por la convención que tiene un carácter eminentemente social y cultural. Un símbolo puede cambiar su significado según el tiempo y el espacio.
Es más, el poeta podría trasgredir el significado convencional del símbolo o ironizarlo.
También suele suceder que un poeta al hacer uso continuo de una imagen o metáfora puede crear un símbolo, que funciona así dentro de la obra completa o incluso dentro de un solo poema. En el caso de Vallejo, esto es evidente con el pan, la celda, la madre, etc. En el caso de la madre, es interesante notar cómo este símbolo sufre una variación de significado en el poemario España, aparta de mí este cáliz, donde se habla de “la madre España”, se amplía y trasciende el plano netamente individual para extenderse al plano colectivo pero cuyo significado esencial se mantiene.
D) La hipérbole
Consiste en la exageración de una idea. Veamos como ejemplo algunos versos del poema “A una nariz” de Francisco de Quevedo.
Érase un hombre a una nariz pegado […]
Érase un peje espada muy barbado […]
Érase un elefante boca arriba […]
Érase un espolón de una galera […]
Érase una pirámide de Egipto […]
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